Planta del Diccionario “Coruña” de la Lengua Española Actual

 

por José-Álvaro Porto Dapena

 

 

 

 

Índice

 

 

 

2.1.  El enunciado

 

         El enunciado, como es sabido, está formado por la palabra que sirve de entrada en su forma canónica o clave, que constituye el lema (esto es, la forma sometida a ordenación alfabética), junto con a veces alguna terminación flexional, variantes fonológicas y/o gráficas e indicaciones sobre la pronunciación. Así, en el siguiente caso, consideramos enunciado todo lo que se encuentra antes de la marca adj. (adjetivo):

 

hanseático, -ca (pron. [xanseátiko]). adj. Perteneciente o relativo a la Hansa.

 

Donde por cierto solo la forma hanseático es el lema.

 

         En el DCLEA, pues, el enunciado puede estar constituido por el simple lema, cuando se trata de una palabra sin flexión de género (esto es, un verbo, un adjetivo de una sola terminación, un sustantivo con un solo género o una palabra invariable), o al mismo tiempo por toda una serie de elementos asociados al lema, que pueden ser en este mismo orden: a) la terminación femenina precedida de la última consonante de la base y precedida de guión, b) un corchete que incluye otras posibles formas gráficas de la palabra en cuestión, y c) un paréntesis indicador de la pronunciación. Por otro lado, el lema y la terminación irán siempre en minúsculas y negrita; también en negrita, aunque en un cuerpo de letra inferior, se registrarán las variantes fónicas y/o gráficas, y, finalmente, la indicación sobre la pronunciación, entre corchetes, en redonda y en transcripción fonética ancha. Evidentemente, esta última tan solo se indicará cuando la palabra-entrada no se adapte en su grafía a la pronunciación real, como ocurre en ciertos préstamos, o, en general, cuando presente alguna particularidad en este aspecto.

 

         Un criterio que conviene tener presente es el relativo a cuándo dos formas se pueden y deben considerar variantes gráficas o fónicas de la misma palabra, pues de hecho en algunos casos concretos podrían surgir dudas respecto a si son variantes o más bien palabras diferentes y, por tanto, sinónimas. Así, es indudable que, por ejemplo, substancia y sustancia son variantes del mismo vocablo, cosa que no podemos decir de abertura y apertura a pesar de que ambas significan ‘acción o efecto de abrir’. Lógicamente, no podemos basarnos exclusivamente en el parecido fónico (y gráfico): por una parte la coincidencia en el significado o significados debe ser total (cosa que no ocurre en el último ejemplo) y, por supuesto, las formas en cuestión deben tener asimismo idéntica etimología y proceder de ella por la misma vía, tradicional o culta, circunstancia que por cierto tampoco se da en el último ejemplo; por otro lado, la variación no debe implicar ningún cambio morfológico ni sintáctico, esto es, que entre las formas en cuestión no puede producirse alternancia de morfemas ni cambio alguno en su comportamiento sintáctico. Por esta última razón no puede hablarse de variantes, por ejemplo, en el caso de carretilla / carretillo, porque la alternancia o / a no es meramente gráfica y fónica, sino que lleva consigo un cambio de género, así como tampoco en acordar[se] recordar, donde, además del cambio morfológico en los prefijos, se produce también un cambio sintáctico: mientras recordar es transitivo, acordar[se] exige un suplemento con de.

 

         Sobre la elección de la forma canónica o lema existe, como es bien sabido, una normativa ya fijada tradicionalmente y que, como es natural, vamos a seguir en nuestro diccionario. Recordemos que, según esa normativa, la lematización obedecerá a las siguientes reglas:

 

         a) Tratándose de una palabra invariable, ésta se registrará en su única forma. Así, cerca, ahora, hasta, porque.

 

         b) Si, por el contrario, se trata de una palabra flexiva, se procederá, según los casos, así:

                  

                   - Si es un sustantivo con variación de género y número, se utiliza como lema la forma masculina singular, a la que se añade, separada por una coma e introducida por un guión, la terminación femenina, también singular, precedida de la última consonante de la base (si ésta es consonántica): muchacho, -cha; señor, ‑ra; actor, ‑triz. Si el sustantivo no posee variación de género, se lematizará, lógicamente, en su forma singular masculina o femenina correspondiente, y si no posee más que forma plural, se presentará en esta única forma: víveres, enseres, albricias.

 

         - Tratándose de un adjetivo, el procedimiento es similar al del sustantivo: se registra en la forma masculina singular acompañada de la terminación femenina, si posee dos terminaciones, y en su única forma singular cuando es de una sola terminación. O sea, bello, ‑lla; inútil.

 

         - Más problemático se presenta el caso de los pronombres ―incluyendo en éstos el artículo—, en cuyo tratamiento no existe unanimidad en los diccionarios al uso[nota 1]. Así, por ejemplo, mientras el DRAE establece para el artículo el enunciado el, la, lo, esto es, con las tres formas de singular, e incluye, por otro lado, como entradas diferentes, con remisión al primero, la, las, los y lo, el DEA establece, por una parte, dos artículos independientes, uno encabezado por el, la, y otro correspondiente a la forma neutra lo, sin considerar, por otra, las formas la, las, y los como entradas ni siquiera remitidas. El principio que, a nuestro juicio, debe seguirse —y que aplicaremos en el DCLEA— es el de tratar independientemente las formas de un mismo paradigma morfológico-gramatical tan solo cuando ofrezcan valores o usos total o parcialmente distintos, lo que no impedirá, lógicamente, reunir todo el paradigma en un artículo considerado principal, y registrar, además, como entradas remitidas aquellas formas que no sean fácilmente deducibles de otras. Por ejemplo, registraremos los, pero no las, porque éste es la + s (procedimiento morfológico normal), mientras que los no es el + s. Concretamente, realizaremos las siguientes lematizaciones:

 

1) Pronombres personales:

 

Primera persona

 

conmigo (remitido a )

me, nos (con desarrollo)

mí, conmigo (con desarrollo)

nos1 (con desarrollo)

nos2 (remitido a me)

nosotros, -tras  (con desarrollo)

yo (artículo principal) (se describirá todo el paradigma)

 

 

Segunda persona

 

contigo  (remitido a ti)

os (remitido a te)

te, os (con desarrollo)

ti, contigo (con desarrollo)

(artículo principal) (se describirá el paradigma)

vos (con desarrollo)

vosotros, -tras (con desarrollo)

 

 

Tercera persona

 

él, ella, ello (artículo principal)(se describirá todo el paradigma)

ellos (remitido a él)

le, se (con desarrollo)

lo, la, lo (con desarrrollo)

se1 (remitido a le).

 

2) Artículo:

 

el, la, lo (artículo principal)

los (remitido a el).

 

3) Demostrativos:

 

ese, esa, eso (artículo principal)

esos (remitido a ese)

este, esta, esto (artículo principal)

estos (remitido a este)

aquel, aquella, aquello (artículo principal)

aquellos (remitido a aquel).

 

 

4) Posesivos:

 

mi (remitido a mío)

mío, -a [mi] (artículo principal)

nuestro, -tra (artículo principal)

su (remitido a suyo)

suyo, -ya [su] (artículo principal)

tu (remitido a tuyo)

tuyo, -ya (artículo principal)

vuestro, -tra (artículo principal)

 

5) Relativos: Nos reducimos a los que pudieran plantear problemas, concretamente a cual y que. Bajo estos lemas, efectivamente, habrán de ser tratados, como si de locuciones se tratase, las formas con artículo el, la, lo cual, y el, la, lo que¸ respectivamente.

 

 

-Finalmente, en el caso de los verbos, en nuestra lexicografía se toma siempre como lema el infinitivo, en el que se representan todas las formas flexivas. Los diccionarios, a pesar de todo, presentan también a veces alguna que otra discrepancia, como, por ejemplo, registrar en artículo independiente las formas pronominales, que es lo que hace María Moliner (en la primera edición del DUE), o, como es más frecuente, considerar también aparte los participios. A nosotros nos parece innecesaria, por redundante, la primera solución, y, desde luego, mantendremos la segunda en aquellos casos en que el participio posea contenido adjetival distinto al que le corresponde como forma verbal y/o sea morfológicamente irregular. No hace falta añadir que, si el verbo es exclusivamente pronominal, se encabezará como pronominal (por ej., arrepentirse). Y por su parte en el artículo correspondiente a un participio no se registrará nunca como acep. su valor exclusivamente participial, como se viene haciendo normalmente en los diccionarios, pues ese valor ya se sobrentiende bajo el verbo correspondiente; se hará, por ello, una remisión al verbo en cuestión y, como aceps. se recogerán únicamente las no verbales, dándose por supuesto que, si éstas no existen, el participio —el morfológicamente regular— no se registrará como entrada. Finalmente, en el irregular, si no tiene otro valor que el de puro participio, se hará simplemente la remisión al correspondiente verbo.

 

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[1] Véase J. Á. PORTO DAPENA, “La lematización de los pronombres en los diccionarios actuales”, Rev. de Lexicografía, X, págs. 139-182. [volver]

 

 

 

 

 


 
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